11 may 2007

UNA HISTORIA DE AMOR Y DUDAS ( Tercera parte)

Al comienzo de la relación le expliqué a Esther los motivos que tenía para no decírselo a mis padres. Para ellos sería un gran golpe saber que era lesbiana. Consideraba que no merecía la pena hacerles daño por una relación que acababa de comenzar y sin saber si sería duradera. Pero antes de que ella pudiera tomárselo a mal le aclaré que estaba completamente segura de tener en ella a mi pareja de por vida. Aún así, muchas relaciones no funcionan y terminan rompiéndose al cabo de un tiempo, unas veces en los primeros acercamientos y otras al comienzo de la convivencia; porque cada parte descubre en la otra, cosas que no le gustan y con las que se ve incapaz de vivir. Algunas personas se aman profundamente, pero eso no es suficiente; debe existir una afinidad, gustos comunes y la capacidad de ceder en algunos puntos.
En realidad, algo en mí, tal vez mi sexto sentido, emitía una voz de alarma. No podía perder a mi familia por algo que no iba a durar. Porque sentía que la pedrería y entonces estaría sola. Eso me daba mucho miedo, siempre he necesitado seguridad, la que no tengo y busco en otras personas. Necesitaba a mi familia como un jugador necesita un comodín. Ojala me hubiera equivocado, pero por desgracia acerté en todo.
Esther aceptó esta condición y me prometió no exigirme nunca que hiciera pública nuestra situación, según ella, podía vivir el resto de su vida a mi lado manteniendo una relación secreta, solo le importaba yo. Por supuesto, esto tampoco seria cierto, aunque creo firmemente que cuando lo dijo lo sentía de veras.
Para mis padres y amigos, Esther era una amiga con la que compartía piso, una persona estupenda con la que todos se llevaban fenomenal. Ella era así, una mujer amable, alegre y muy positiva. Siempre dispuesta a tender su mano a quien la necesitara.
El amor que sentía por ella me daba fuerzas para todo, desde que la conocí tuve la sensación de que nada podía pararme, y no habría fuerza en el mundo que me separara de ella, ni los prejuicios, ni los comentarios. Solo ella me importaba. Aunque, como ya he dicho, algo me frenaba para con mi familia. No era así con el resto del mundo, no me importaba caminar por la calle cogida de su mano, ni abrazarla, ni besarla en publico. Era mi mundo, uno nuevo que acababa de descubrir y al que me entregaba por completo, o casi. Llevaba demasiados años intentando engañarme, pero la verdad siempre termina por aparecer. Y la verdad era que soy lesbiana, y la verdad era que aquella relación no funcionaria.
[Continuará...]
Música: Moby & Eva Amaral - Escapar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Quiero la cuarta parte, ¡ya!