5 abr 2007

INSOMNIO. PRIMERA PARTE.

Es extraño, los párpados pesan demasiado y el cuerpo siente un cansancio poco común, pero dentro de mí hay una maquinaria en constante producción, el ruido es insoportable. Llámalo como quieras, remordimientos, miedos, dudas...el nombre es ahora lo de menos.
Y que se puede hacer en este caso más que intentar no pensar en nada y acabar pensando en todo. Sopesar que es lo que menos daño te hace o lo que te causa menos fatiga analizar. Concéntrate, ahora sobrevuelas un campo verde, de esos que tanto te gustan, sientes el viento, un susurro que apacigua al alma, extiende los brazos, ¿lo notas?. Y ese brillo multicolor que se desprende de una pequeña gota de agua que dormita en la hoja mas alta de una hermosa flor, parece feliz mientras va dejando que el sol evapore su vida, y comparte su dicha llenándolo todo de colores que anidan en la retina.
No quiero seguir volando, prefiero sentarme en la hierba y dejar que la lluvia invada cada poro de mi piel sedienta. Me encanta sentir las gotas de lluvia golpeándome en una caricia, y notar como cada una recorre mi cuerpo. De nuevo extiendo los brazos, con las palmas de las manos hacia arriba, cierro los ojos y alzo la cabeza. Una sonrisa se dibuja en mis labios. Esto es sentir, completamente. No podría olvidar el olor de la tierra mojada, me produce felicidad y nostalgia, todo al mismo tiempo. Es curioso darse cuenta uno mismo de lo complicado que es el ser humano, y que cada ser humano es único e irrepetible.
Pero aún sigo despierta, de nada sirve el empeño, cuanto más lo desees, menos probable es que lo consigas. Y ya no se cuantas veces me he acostado y levantado esta noche, la que va a marchas forzadas a terminar su existencia.
No lo hagas, es lo peor que puedes hacer. Es la voz que siempre me habla tarde. Ya lo hice. Miré a mi lado, a mi alrededor, no hay nadie. En otro tiempo, en otro momento, era un alivio, un amago de independencia. Ahora una palabra resume el cúmulo de sentimientos y sensaciones que convierten mi estómago en un misterio. Solo una palabra, un eco, un sentimiento. No, no me lo repitas, ya lo se, que por mucho que lo niegue, no me gusta. No quiero sentirme sola, empiezo a odiar la soledad. Pero renunciar a ella puede suponer más dolor del que produce convivir con uno mismo. Y es que no me gusta la dependencia, no me gustan las preguntas ni las explicaciones. Adoro el silencio y la libertad de hacer solo lo que yo creo que debo hacer.
Tampoco echo de menos el amor, ese que produce dolor más veces que felicidad. Y yo no quiero ser infeliz, no creo que la soledad signifique lo mismo que ser infeliz. Hay muchas cosas en la vida que producen felicidad, los pequeños detalles y placeres de la vida, una flor, una sonrisa, un sonido, un olor, un bombón, jugar a no pisar las rayas, dibujar el contorno de las nubes con los dedos, dejar que el viento te acaricie...hay muchas cosas, pero llega la noche y hay algo que no tienes y puede que sea algo que nunca tuviste, pero por momentos, desearías tenerlo. Unos brazos que te arropen, un rostro en el que emplear las largas noches de insomnio. Un te quiero sincero, pero efímero, que el amor no dura siempre.
Por el amor de dios, por qué lo hago. Otra vez he mirado el reloj. El paso del tiempo solo significa una cosa, mañana apenas habré dormido cuando me levante. Quizá no debiera acostarme. Estaría bien, si no puedo dormir, debería ponerme a hacer algo y dejar que me encuentre el día, completamente activa, aunque ahora mismo no lo estoy, pero puede que me despejara. Quizá bata un record, ¿cuántas horas se puede estar sin dormir?. Creo que hay demasiada actividad en mi cerebro.
Debe ser como esos hormigueros que observo, inconsciente, dejo que pasen las horas sentada en cualquier lugar viendo como pasan , una detrás de otra, esa incansables hormiguitas. Unas van, otras vienen, libres, cargadas y siempre hay alguna que parece despistarse, pero no tarde en regresar a ese caminito que han creado, tan limpio. Desde arriba parece un pequeño río de gotitas negras, con sus antenitas. ¿Serán felices?. Creo que yo no lo sería, aunque si es todo lo que conoces, es posible que puedas alcanzar la felicidad, la que es más difícil conseguir cuanto más sabemos que desconocemos. Quizá en otra vida, si es que eso es posible, pueda ser hormiga. Solo espero que nadie me pise antes de conocer el nivel de felicidad de quien se pasa la vida haciendo lo único que sabe hacer y que por otro lado, es también lo único que necesita hacer. No hay nada que demostrar a nadie, todos iguales. Puede que no esté del todo mal.
Uhmmm, empiezo a tener sueño, ¿será verdad?. Haré otro intento. Quién sabe, quizá en una de éstas lo consiga. La noche es larga, aunque me quedan pocas horas para darla por terminada.

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