5 may 2008

[...]


[…]



Y en realidad todos estamos cortados por el mismo patrón, o al menos, por el mismo maquinista ciego.
Lo que ocurre es que cada molécula de polvo que nos encontramos en nuestro camino nos va puliendo, a unos los pies y a otros la mente.
Hay en este mundo un grupo de gente cansada de llevar sobre sus hombros las responsabilidades que ellos mismos adquieren, sin que nadie les obligue, pero alguien tiene que hacer las cosas. Otro grupo se compone de las personas liberadas de esas responsabilidades. Es como si sus sentidos no funcionaran del todo, no ven, no oyen, casi no sienten. O si sienten, y probablemente se sientan mejor que nadie. Es más fácil sonreír a quien te va a hacer daño si no sabes que te lo va a hacer.
Entre unos y otros, los caminantes como yo, que procuramos no llevar la carga que no nos corresponde, aunque a veces es inevitable. Pero siempre que se pueda, escogemos ir de vacío o llevar lo menos pesado.

Todos juntos formamos una masa que, aunque no lo crea, camina hacia la misma meta, como en una carrera de relevos. Cuando unos duermen, otros guardan la caldera, para que no se apague el fuego que hace girar este mundo.
Cada uno de nosotros tiene una función que nadie más puede cumplir. Hasta la molécula más diminuta está aquí por algún motivo. Sin ella, habría un hueco que ninguna otra cosa podría rellenar.
El destino de algunas personas es marcar un hito en la historia, ser recordado por sus buenas obras, otros por las malas. Sujetos de estudio, para corregir errores o para perfeccionar lo que dejaron. También tiene que haber gente que simplemente pase o que observe desde el silencio. Como en una película, unos son protagonistas, otros son extras y otros espectadores.

Algunos días, al levantarme, la distribución de este mundo y de las funciones de cada uno, no solo no me gustan, sino que me desagradan hasta lo más profundo de mi ser, pero esos días y esos sentimientos hacen que lo bueno sea más bueno, que cada detalle se llene de una belleza que de otro modo no existiría a esos niveles.
Y así, me paseo, casi siempre como espectador, observando cada imagen y cada escena, disfrutando de la vida en toda su plenitud.
Nunca fui capaz de luchar por nada, no soy un guerrero, y probablemente nunca figure en un libro de historia como un personaje destacado en nada, pero tengo la plena certeza de que sin mi, aunque peque de vanidoso, este mundo no podría ser el mismo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo añadiria, y una persona puede ser en cada momento o protagonista, o secundario, o extra, pero efectivamente, si ese extra nunca hubiera estada allí, esa película nunca hubiera sido la misma.
Muchas veces, sobre todo en la adolescencia, mucha gente no se da cuenta de realmente son unicos (y esto no quiere decir perfectos, sino diferentes a cualquier otra persona)y tampoco reflexionamos en que nosotros si que hacemos que el mundo sea como es.
El todo es la suma de todas y cada una de las partes, y si tu faltas, ya no será el mismo "todo", es así de claro.
Realmente importas, si tu no existieras, nunca habrias tenido un blog, ni escrito esas palabras, yo nunca las habria leido, ni reflexionado sobre ello (no al menos hoy, no al menos a esta hora) y mi vida habría sido diferente, aunque solo fuera un poco. Y como yo tantos otros que vendran, leerán y pensarán.
Has cambiado MUCHO el mundo, porque no todo el mundo consigue que absolutos desconocidos PIENSEN.

Saludos.